LAS HUELLAS DE NUESTRO PASADO
LOS CASTROS DE LA CABEZA DEL BUEY.
La
Cabeza del Buey es un crestón cuarcítico, situado junto a nuestro pueblo, en las inmediaciones de la Sierra
de Santiago. Según estudios realizados, en él existió un "castro"
del Hierro Final.
Un
"castro", es un poblado fortificado, situado en un cerro con buenas
defensas naturales; construido con la materia prima que existía en el entorno,
como pueden ser lajas de pizarras unidas con barro, o bien bloques de granito de
diversos tamaños sujetos con otros más pequeños y unidos con tierra o
arcilla. El trazado de los "castros" se amolda perfectamente a las
irregularidades del terreno, así
los más antiguos, buscaban los afloramientos rocosos, integrando los grandes
crestones dentro de su sistema defensivo como ocurre con el de la "La
Cabeza del Buey".
Ésta
alcanza una cota de 591 m.,
existiendo otros puntos más altos en el entorno, pero ofrece la particularidad
de tener dos plataformas amesetadas que, sin duda favorecen el asentamiento de
un poblado. Tiene además, una plataforma superior protegida por una muralla de
Cienzos rectos, construida con bloques de cuarcita, que aprovecha los
afloramientos para apoyarse en ella. Alcanza una anchura de 2,5 m.
allí donde aún se conservan bien los paramentos; en cambio, en la ladera oeste
no hay muros, siendo la única defensa los cortados verticales de cuarcita.
Aunque
no existen datos exactos, la superficie total rodeada por la muralla podría
ocupar una extensión entre 0,5 y 1 hectárea.
Debido
a las diferencias de relieve de la zona, los poblados aparecen en diferentes
lugares, el 73% sobre el cauce de los ríos y el 27%
sobre las crestas de las sierras que destacan sobre la llanura. El poblado de
"La Cabeza del Buey", estaría incluido en este último grupo. Esto
hace suponer que los habitantes del mismo se dedicaban a la ganadería, ya que
las condiciones del suelo no favorecen otra actividad pues las pronunciadas
pendientes, fuertemente erosionadas, tan sólo permiten el crecimiento del
matorral.
Por
otro lado, se han encontrado fragmentos cerámicos fabricados a mano, además de
un lote de 3 barras
o lingotes de sección cuadrangular, una barrita de sección circular, un
escoplo, una anilla y una punta de flecha lanceolada, que se encuentran en el
Museo Arqueológico de Cáceres.