EL HORNO TEJERO

Antiguamente había en nuestro pueblo un oficio muy conocido era el llamado "horno tejero", en el  que se elaboraban diversos materiales muy necesarios para la albañilería, como la teja, el ladrillo, el adobe, etc.

Este horno estaba situado en la Acotadina, exactamente donde hoy se encuentra la discoteca, el parque y los alrededores de la fuente. Las personas que realizaban este oficio eran Francisco Batalla "Pacheco", Cruz Aldana y Cándido Aldana, éstos últimos conocidos como los "pichones". Cada uno tenía su propio horno, que explotaban individualmente junto a sus hijos.

La elaboración de las tejas se realizaba en los meses de verano, debido a que las lluvias y el mal tiempo del invierno no permitían la fabricación de dicho material.

Los materiales se vendían en el propio horno, tanto a los albañiles como a particulares que realizaban obras en sus casas. También los vecinos de Carbajo venían a comprar tejas en burros y carros. El precio de la teja era aproximadamente de una peseta.

Con el comienzo de la emigración entre los años 1950-1960 este trabajo se fue abandonando.

Higinio Batalla, hijo de Francisco Batalla Pacheco, nos explicará el proceso de elaboración de las tejas.

El primer paso en la elaboración de tejas es la extracción de la tierra con pico y pala, tierra arcillosa especial para tejas, ladrillos y baldosas. Esta tierra, una vez sacada, se amontonaba en una "parva" y, era trillada por una yunta de mulas; después era cribada según iba a ser utilizada para tejas, ladrillos o baldosas.

Previamente se había hecho en el suelo una pila para hacer la masa, que se llenaba de noche para que estuviera a punto para el día siguiente. Esta masa se amasaba para que cogiera el punto de dureza ideal.

Los utensilios que se utilizaban para elaborarlas eran los siguientes:

Una grailla de forma trapezoidal,  (Dibujo 1) fabricada con pletínas de hierro de 1'5 cm de grosor 

Un galápago de forma semitroncónico, (Dibujo 2) que daba la forma a la teja. Este molde llevaba un mango para extraerlo una vez tendida la teja a secar. 

Un rasero, tabla de 35 a 40 cm de largo por 10 ó 12 cm de ancho, para retirar el resto de barro que sobraba en la "grailla" y, que dejaba totalmente llana y a ras del molde la teja.

Un banco, hecho de ladrillo en forma de encimera, liso en su totalidad, con lanchas grandes y lisas; para que la base de la teja también quedara lisa y no se pegara al banco. Previamente se le echaba tierra molida, casi como la harina, para evitar que se pegara a la lancha. Un cubo, llamado bache, para que el rasero estuviera siempre mojado y, así facilitar el corte de los sobrantes de barro y el deslizamiento sobre el mismo. (Dibujo 3 y Dibujo 4) 

Cada teja se hacía con una bola de barro que se extendía por toda la grailla, lo más uniforme posible. Después se le pasaba el rasero de abajo a arriba, hacía la izquierda y, de igual forma hacía la derecha, terminándola de arriba abajo por toda la grailla a la vez. De aquí, se llevaba a tender para el secado. Previamente se había puesto encima del galápago para que tomara su forma definitiva, arrastrándola hacía él (Dibujo 5). Se ponía la mano debajo del galápago a la vez que se cogía del bache un puñadito de agua para alisar la teja con la mano y, cerrarle los poros que pudieran quedar y a su vez alisarla, mientras se llevaba a la era a tender.

El tendido era en forma de abanicos por las características de la teja (Dibujo 6), se colocaban unas al lado de otras y, se le pasaba la mano por la arista exterior para que se pegara la suelo y no se deformara. Una vez seca se apilaba para llevarla al horno para cocerla, colocándolas unas del derecho y otras del revés para que encajonaran perfectamente.

El horno era cilíndrico con dos partes, la caldera, lugar donde se introducía la leña para el fuego y, la capacidad, lugar donde se introducía el material a cocer. Entre los dos el suelo estaba como una rejilla con agujeros, para la subida del fuego y el calor.

La cocción duraba 24 horas aproximadamente, hasta que las llamas transmitían el calor por las distintas filas de material hasta la última fila, momento en que se daba por terminado el proceso de cocción y, se tapaba el horno con plastas de barro hasta quedar cerrado totalmente y sin fugas. Previamente se había sacado de la caldera "borrajo", un picón como el de los braseros, que se colocaba encima de todo el material cocido y sobre él las plastas de barro. Ya tan sólo quedaba esperar 3 ó 4 días a que se enfriara, para sacar el material y venderlo.

Agradecemos la colaboración de Higinio Batalla en este artículo, gracias a su detallada explicación hemos podido conocer como era el oficio de tejero, que su padre, entre otros, realizó hace ya bastante tiempo. 

                                                                                     Lucía C.  y  Meli G.